CORTAZAR, JULIO
Escrita a partir de una idea esbozada en el capítulo 62 de su novela Rayuela (de ahí el nombre de la obra),1 puede considerarse la obra más experimental de su autor. Si Rayuela se compone de capítulos que pueden ser leídos en un orden propuesto por el lector, aquí los capítulos desaparecen, dando paso a segmentos narrativos separados por espacios en blanco que el lector puede ordenar a su gusto. La narración transcurre indistintamente en París, Londres y Viena, y los personajes alternan las lenguas indistintamente, del inglés al francés, del francés al español, etc. Durante su escritura Cortázar tuvo numerosos inconvenientes técnicos. Pero al finalizar «62» sintió que estos no se reflejaban en la obra final, a la que consideró «lectura bastante fácil». Sin embargo, es una novela difícil de leer e interpretar, no solo por su trama sino porque para poder comprenderla es necesario conocer los trabajos previos de Cortázar e incluso trabajos contemporáneos a «62», como Último round. No se sabe por qué ocurren las acciones, no está claro cómo se relaciona cada personaje con otros y no se respeta la línea de tiempo ni la del espacio.