AA.VV
Cubano y homosexual. Y por lo uno, y por lo otro, porque ama a su tierra y no se avergüenza de lo que es, anticastrista. «Si te enfrentas a Castro, es muerte segura, y hasta huyendo de él corremos el riesgo de morir.»
Violado de niño y encarcelado de adulto. Atormentado primero por quienes decían que le querían y tenían el deber de protegerle, víctima después de los que le impedían ser como ansiaba ser. «Maricón, degenerado», le espetaban. Y él soñaba con un futuro mejor, más lejos...
Tras varios intentos y un sinfín de decepciones, huyó de esa cárcel que tanto se parece a una isla paradisíaca buscando su edén en Europa. Pero si en Cuba hubo de prostituirse para escapar, en España se vio forzado a hacerlo para subsistir. De jinetero a chapero: rimaba, aunque la melodía empezaba a cambiar.
Han pasado los años y ahora, nacionalizado español, establecido como empresario, manifiesta alto y claro su legítimo orgullo: soy gay y he sobrevivido. Pero ni en la distancia olvida a sus compatriotas, a sus amigos, a cuantos no se han librado del tirano. De ahí la necesidad de un testimonio autobiográfico como éste en el que Daniel García Carrera osa decir su nombre a pesar de que sus familiares no han abandonado su país natal: un libro directo como un gancho al estómago, comprometido con su gente y su causa. El enemigo se llama Fidel, se apellida Castro. Y no todos tienen la suerte de vivir para contarlo.