Todos los ratoncitos recolectaban comida para el duro invierno, menos Frederick, que recogía colores y rayos de sol como buen poeta y artista. ¡Un clásico entre los clásicos!
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.