CHESTERTON, GILBERT KEITH
Si algo distingue a G.K. Chesterton de otros autores de su época, es su uso inteligente y audaz de un particular sentido del humor. Apodado «el príncipe de las paradojas», observó y comentó con agudeza y desde su particular visión del mundo, los más complejos dilemas de orden moral o estético. Como él mismo dice en esta obra: «lo más cerca que cualquier hombre honesto puede estar de eso que llamamos imparcialidad, es confesar que está siendo parcial». Y él aplicó este principio a rajatabla, demostrando que nunca fue un pensador desentendido de las grandes dudas que asolaban al hombre de su tiempo (¿al hombre?). Las cuestiones de fondo que atraviesan sus escritos, resultan de una sorprendente e impensada actualidad. Este ensayo no es una excepción. En La Época Victoriana en la literatura, realiza un mordaz y siempre incisivo repaso del espíritu de las letras en este período. Aunque el suyo no es un relato al uso: no podía serlo en su caso. Desde la primera página, ya nos anuncia que rechaza la perspectiva cronológica, para tratar de esbozar, a través de los autores y movimientos estéticos más relevantes, un retrato anímico de qué fueron los victorianos. Hombres y mujeres, en su opinión, que se alejaron de un sentido espiritual del mundo, para ir recayendo, poco a poco y de manera trágica, en las impasibles manos de un racionalismo extremo y deshumanizador. De este modo, su cosmovisión está en la estela de otros grandes pensadores de su época, tan dispares como Thomas Mann, Sherwood Anderson o Pío Baroja. Un sentimiento trágico de fi n de siècle, que llevó a muchos a imaginar soluciones para «un mundo en declive». Desde distintas atalayas, claro está, pero impelidos todos por una misma sensación de decadencia.