CHAUI, MARILENA
La obra de Baruch Spinoza es una de las más controversiales de la historia de la filosofía. Fue acusada de atea y fatalista pero también de mística. Se le ha endilgado un exceso de racionalismo y, al mismo tiempo, haber dado lugar a las filosofías materialistas posteriores. Fue objeto de odio y de veneración. En cualquier caso, afirma Marilena Chaui: La obra spinoziana no parece nunca ser capaz de conseguir aquello que llevó a su autor a escribirla: no ridiculizar, no venerar ni censurar, sino simplemente entender. Ese es el propósito de La nervadura de lo real: a partir de la reconstrucción de los debates teológicos, filosóficos y científicos que tuvieron lugar en la época del filósofo procura comprender el desarrollo de su pensamiento más allá de los diferentes ismos con que se lo ha interpretado. La tesis de que solo existe una substancia en el universo que se manifiesta de infinitos modos, asimilando a Dios a la naturaleza y concibiendo al hombre como una de las partes de esa naturaleza única, constituye su idea más escandalosa y, según Chaui, la base de la subversión spinoziana. La negación de un Dios trascendente, concluye la autora, tiene como corolario la desautorización de quienes se erigen como sus intérprete privilegiados en la tierra y de quienes pretenden fundamentar el poder político en el derecho divino. La democracia aparece entonces como el más natural de los regímenes políticos. Quizá sea esta una de las aristas más actuales del pensamiento de Spinoza. Fue su fuerza para enfrentar el saber y el poder instituidos lo que me hizo leer a Spinoza como aquel que, descifrando la materialidad de la vida social y política, abre caminos para comprender la difícil y por momentos terrible historia de nuestros países latinoamericanos. Más que nunca, él nos acerca maneras de entender la génesis de las formas de violencia visibles e invisibles, de la superstición y del miedo que nos paralizan, pero también modos de combatirlos, para no claudicar ante la tiranía y la servidumbre, como si fueran nuestra salvación.