ZANETTI, GABRIEL
En esta crónica no hay objetos autónomos, sino restos vitales. Gabriel Zanetti toma nota de todo, no por afán literario ni como experiencia estética, sino venga como venga y sea como sea, y no por el camino fácil - algo raro entro los vitalistas-. Su relación con las palabras es estrictamente necesidad: escribe para aliviarse, para sanar. Una escritura hipocondríaca, fetichista, nostálgica del pan con palta, las casatas de helado y la pesca de pejerreyes. Monólogos hiperconscientes de quien se asombra de tener conciencia; fragmentos que intentan penetrar en la realidad pellizcando silencios. Transparente y conmovedor, Nombres propios se salta las transiciones que desbaratan la intensidad de cualquier diario. Detrás de sus obsesiones están las verdades desapacibles, retorcidas, los destellos oscuros que surgen de la propia vida. Hay que tener huevos para dejar el alma a la vista de todos impresa en papel.