HIDALGO, SIENA
Todas las generaciones necesitan que alguien les de vuelta el mantel antes de que se acabe la fiesta. Esta vez es el turno de Siena Hidalgo, una autora que se atreve a narrar con precisión y delicadeza un lugar socialmente incómodo: el de la perdedora. En un mundo filtrado por historias felices, los cuentos de Sadcore se sienten dolorosamente reales, osadamente tristes. Sus personajes son chicas hipersensibles, emocionalmente aisladas, criadas sin padres, chicas que no tienen nada que perder excepto su falsa confianza. Arrastran los pies y el alma por las calles de un Santiago apestado a cerveza, por los patios del psiquiátrico y de las consultas terapéuticas, por tocatas de rock desafinadas, seudoencuentros en Tumblr (la red social de los rezagados, nos dice), sábanas donde se pierde la virginidad como quien pierde la billetera, baños donde vomitar la comida chatarra que no alivia, hasta despertar en un confinamiento pandémico que marca el final de este viaje, y parece al fin decirnos: bienvenida tristeza.
A través de un honesto debut literario, esta joven autora funda una original e incorrecta estética del desastre que deberá emocionar a quienes, como los precisa en su dedicatoria, estamos medios rotos.