CARRION, JORGE
En el principio no fue el cine.En el principio fue la oración. Y la poesía y el mito y la tragedia y el cuento y la comedia. Y, después, la novela tragicómica. Y el ensayo. Y la pintura. Y la fotografía. Y, finalmente, el cine. Y su hija: la televisión.
El nuevo estupefaciente se llama personaje. Actúa por empatía; estimula la identificación parcial; lo sentimos cercano y lejano a un mismo tiempo, real y virtual. Nuestro y múltiple: se encarna en formatos y en cuerpos diversos, lo leemos en pantalla y en papel, lo regalamos como figura de plástico, lo compramos en la portada de la Rolling Stone o lo ponemos de salvapantallas. La adicción solo puede ser serial, insistente, repetitiva. Pasó el tiempo del culto a una película única e irrepetible.