HEARN, LAFCADIO
En un breve relato incluido en La muralla china, Kafka noto que, a riesgo de desmoronarse, el deseo de dejar pasar a traves puede transformar a un hombre en puente. Hijo de madre griega y padre irlandes, Lafcadio Hearn abrazo Japon quiza para transformarse en eso mismo. Prueba de ello es La cancion del arrozal, una delicada serie de observaciones minusculas que procuran no solo poner al magico mundo del Japon tradicional ante la mirada occidental sino tambien 'abrir oidos'. Acaso el tratado De Anima, de Aristoteles, sea uno de los cimientos teorico-filosoficos sobre los que comenzo a edificarse la primacia optiica-haptica de nuestra sensibilidad occidental. Alli se establece una jerarquia entre los cinco sentidos en la que el tacto (que garantiza la vida animal) y la vista (perfecta en el hombre) asumen una posicion central. Como suponer una orientacion estetica similar para ese Japon amante de las sombras tan a\orado, por ejemplo, por Tanizaki? 'A la luz del dia, que poco interesante eres, rana'. Debemos al occidental mas critico de Occidente, Friedrich Nietzsche, un primer llamado de atencion respecto de esta tirania optica-haptica; que se conjuga de mil maravillas en la Era Digital. No solo rescato la importancia del olfatosino, ademas, como hace Hearn registrando voces cantantes, el sentido de la audicion. Por boca de su profeta Zaratustra(aunque bien podria haber salido de la rana kajika o la cigarra higurashi), Nietzsche hizo una advertencia que vale para futuros lectores de este libro lleno de peque\as melodias: 'Cantare mi cancion... y a quien todavia tenga oidos para oir cosas inauditas, a ese voy a abrumarle el corazon con mi felicidad'