CANDIA CARES, RICARDO
Un transeúnte común lo confunde con un vago y alguna dama temerosa arrisca la nariz a su paso. Su precaria vestimenta lo transforma en sospechoso de misera, hasta para el más bien pensado. Sus ojos flotan en un rojo adquirido por las noches en vela y los días de alcohol, pero no ocultan el resplandor de cierta viveza. Vive en el desamparo propio de un náufrago. Digamos que este sujeto llegó ... Ver más Ocultar Un transeúnte común lo confunde con un vago y alguna dama temerosa arrisca la nariz a su paso. Su precaria vestimenta lo transforma en sospechoso de misera, hasta para el más bien pensado. Sus ojos flotan en un rojo adquirido por las noches en vela y los días de alcohol, pero no ocultan el resplandor de cierta viveza. Vive en el desamparo propio de un náufrago. Digamos que este sujeto llegó a ser una leyenda entre sus camaradas. Fue el autor intelectual y ejecutor de las mayores operaciones subversivas contra el régimen del dictador y, por mucho tiempo, sus acciones fueron portadas en los diarios, reportajes en cadenas extranjeras y el misterio que lo rodeaba motivó las más extravagantes conjeturas. Pero de eso hace ya tiempo. Todo ha cambiado. Todo se ha podrido. Incluso él. Este perdedor está a punto de ser el protagonista de una aventura extraña, de riesgos altos, impropia de la imagen que hemos trazado de él en pocas palabras. Nos ha costado mucho tiempo llegar hasta ti le dicen. Debimos mover muchas influencias para encontrarte. Sabemos que fuiste el mejor en operaciones urbanas durante la dictadura y uno de los mejores combatientes que pasaron por la escuela cubana de Guanabo. Los expedientes de los servicios de seguridad de la dictadura nunca fue quemado. Hoy sabemos que están intactos, fuertemente custodiados en una casa de seguridad del Ejército. Se trata de entrar a la casa donde se encuentra guardado el archivo, sacarlo de ahí y ponerlo a buen recaudo Un transeúnte común lo confunde con un vago y alguna dama temerosa arrisca la nariz a su paso. Su precaria vestimenta lo transforma en sospechoso de misera, hasta para el más bien pensado. Sus ojos flotan en un rojo adquirido por las noches en vela y los días de alcohol, pero no ocultan el resplandor de cierta viveza. Vive en el desamparo propio de un náufrago. Digamos que este sujeto llegó a ser una leyenda entre sus camaradas. Fue el autor intelectual y ejecutor de las mayores operaciones subversivas contra el régimen del dictador y, por mucho tiempo, sus acciones fueron portadas en los diarios, reportajes en cadenas extranjeras y el misterio que lo rodeaba motivó las más extravagantes conjeturas. Pero de eso hace ya tiempo. Todo ha cambiado. Todo se ha podrido. Incluso él. Este perdedor está a punto de ser el protagonista de una aventura extraña, de riesgos altos, impropia de la imagen que hemos trazado de él en pocas palabras. Nos ha costado mucho tiempo llegar hasta ti le dicen. Debimos mover muchas influencias para encontrarte. Sabemos que fuiste el mejor en operaciones urbanas durante la dictadura y uno de los mejores combatientes que pasaron por la escuela cubana de Guanabo. Los expedientes de los servicios de seguridad de la dictadura nunca fue quemado. Hoy sabemos que están intactos, fuertemente custodiados en una casa de seguridad del Ejército. Se trata de entrar a la casa donde se encuentra guardado el archivo, sacarlo de ahí y ponerlo a buen recaudo.